sábado, 25 de diciembre de 2010

Dickens , el amor, y “Un Cuento de Navidad”

Hace ya bastantes años, un compañero de Miranda llamado Miguel, al que os aconsejo seguir de cerca en su página boulesis.com se sorprendió al ver que alguien leía a Dickens. Bueno, así contado queda mal, porque la sorpresa no es que alguien leyera a Dickens, sino que alguien, para entretenerse y por placer , aunque yo siempre leo también para aprender, leyera a Dickens en vez del último Bestseller de turno. Nunca me había planteado hasta hoy muchas cosas que había leído en aquel libro del que luego hablaré, pero viendo esta tarde con las niñas la versión del Cuento de Navidad de los Teleñecos ( MARAVILLOSA sin más) , me he puesto a pensar en algunas cosas importantes de la trama argumental de este otro libro.

Más allá de las versiones cinematográficas que hacen hincapié en una cosa u otra, esta Navidad he visto al menos seis que os pueda decir ahora mismo, en todas queda constancia de una cosa. Scrooge, el avaro protagonista, sufre de uno de los peores males de este mundo y es la falta de amor. En todas y cada una de las versiones se resalta esta frase del libro: Si estuviera en mi mano, a todos los idiotas que van con el ¡Felices Pascuas! en los labios los cocería en su propia sustancia y los enterraría con una vara de acebo atravesándoles el corazón. !Eso es! Y no es casualidad que al comienzo del libro, después de una minuciosa descripción en la que se relata una larga serie de defectos que atesora el viejo Scrooge, aparezca esta frase que nos deja atónitos, al igual que se quedan los dos personajes que en ese momento la escuchan: su sobrino y su asalariado Bob Cratchit. ¡Dios... mío...! siempre pensaba al escuchar esta frase. A lo largo de los años he oído barbaridades peores que dejan a Scrooge a la altura de los santos, pero no deja de impactarme y de dejarme helado una y otra vez. Atravesándoles el corazón con una vara de acebo. Y es que ese es el gran problema del pobre Scrooge, no tiene corazón, o más bien según se nos va a explicar durante todo el libro, lo fue perdiendo poco a poco. Un trozo le fue arrebatado por unos padres que no le querían, otro por la pérdida de su prometida a la que amaba profundamente, pero a la que se antepuso el dinero. Pero pocas líneas antes de la tremenda frase ya citada se dice, medio de pasada, que: Jamás le detuvo nadie en la calle para decirle alegremente: "Querido Scrooge, ¿cómo estáis? ¿Cuándo iréis a verme?" . El fantasma de las Navidades pasadas le muestra a su hermana, tierna, dulce, amorosa con él, que por desgracia falleció pronto. El fantasma de las Navidades presentes le muestra a su enamorada, bella, hermosa , ilusionada, que por desgracia le abandona por su falta de amor hacia ella. Pero lo que más le acaba doliendo a Scrooge es ver como el fantasma de las Navidades futuras le muestra el odio que la gente común sentía por él, incluso su criada acaba arrebatándole “las mantas aun calientes” cuando está muerto en su propia cama. La historia de Scrooge es una historia de amor. Una historia de reencuentro con el amor.

Y no es la única, el libro al que hacía referencia al principio del artículo no era Canción de Navidad ( como sería si tradujésemos literalmente la novela del inglés ) sino “Historia de dos ciudades”. Y, ¡oh casualidad!, también es una historia de amor. Para el que no la haya leído o para aquellos que lo hicieran hace mucho os recuerdo el argumento. Dos ciudades Londres y Paris, dos personajes de facciones similares, Charles Darnay y Sidney Carton, ambos aman a la misma persona, la señorita Lucie Manette. El primero de ellos acaba casándose con ella y teniendo una hija, el segundo no puede olvidarla. Y en medio de la época del terror de la Revolución Francesa, Charles acaba encarcelado y condenado a muerte. Carton abogado de Charles, recuerda una antigua promesa que le hiciera a Luci, entregaría su vida por ella o por quien ella amara si fuera necesario. Y es lo que finalmente hace. Sydney Carton , se intercambia por Charles en la cárcel y entrega su vida por amor a Luci, por amor en definitiva a alguien que no es él mismo, entrega su vida por los demás.

Scrooge salva su alma a través del amor, Charles Darnay salva su vida a través del amor. Dickens nos lanza un mismo mensaje en dos de sus novelas más famosas:

EL AMOR NOS PUEDE SALVAR.

No lo he visto en ningún titular de las noticias de hoy, ni en el recopilatorio del 2010 de informe semanal de esta noche, pero me gustaría recordar en esta fecha precisamente que el sentido de la Navidad es ese, la entrega amorosa de Dios a sus hijos,

PARA SALVARNOS, POR AMOR.

Feliz Navidad a todos.

1 comentario:

  1. Llevo tiempo pensando en una palabra que desencadene sólo cosas buenas. Algo así como el némesis de la palabra "virus". He llegado a la conclusión de que ésta es el "amor", pero cuando así se lo dije a algunos alumnos mayores de chelo quedó un poco ñoño y no les llegó mucho, o eso creo.
    Creo que la palabra amor se ha devaluado al confundirla con otras palabras, que siendo también buenas, no llegan a ser lo que esta magnífica palabra conlleva. Y cuando escuché la frase "Dios es amor" encajaron muchas piezas a la vez.
    Por cierto, ya que hablas de libros que hablan del amor no sé si conoces uno que se titula "El señor de los anillos", je, je. Otro libro que cada frase recoje el amor profundo que sentía Tolkien hacia Dios y que transmitió a su mundo secundario: la amistad, la confianza, la lealtad, el valor, el desprendimiento y la sencillez en vez de la búsqueda del poder y del dominio, etc. De hecho, hay algún artículo que ya os pasaré a Tere y a ti donde se muestra esto claramente.
    Hale, ya continuaré comentando y ánimo con tu miniblog personal. Un saludo a la familia numerosa burgalesa.

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